lunes, 6 de enero de 2014

La charca, Manuel Zeno Gandía

Ya os anunciaba que iba a ir leyendo clásicos de la literatura hispanoamericana y española que, en algunas ocasiones, son muy conocidos por los lectores y en otras menos. El libro que os presento pertenece a esta segunda categoría, y es triste, por eso que quede, al menos, mi recuerdo de lector en este blog heterodoxo, para que podáis saber que existió, que existe y que es una lectura recomendable.
El naturalismo es una parte compleja de la prolija historia literaria general: deja, en cierto modo, al realismo tras de sí para adentrarse en un mundo de cientifismo positivista (Comte) teorías sobre el cambio social e individual derivadas de los estudios sobre fisiología y herencia (Lucas, p.e.) teorías sobre las razas y el mestizaje (Taine) así como los referentes literarios a los que no puede escapar: Zola. 
En este libro encontramos muchos elementos de los que os he hablado, pero como no quiero ser una clase de literatura, paso a contaros lo que he visto en cada uno de los capítulos:
En el primer capítulo encontramos las resonancias del paisaje americano: exuberante, salvaje, indómito, paisaje que fascinó  a Colón y que se convierte en un personaje más de muchas obras americanas. 
Era en la montaña, en el seno de las selvas, entre laberintos de brava naturaleza, que parecen peldaños para oficiar en el altar del cielo.(..) Desde aquel sitio se divisaba un mundo de verdura. Por detrás, un campo extenso de selva virgen rematando en una cima abrupta; por delante, al otro lado del río, una montaña de tonos grises, aplanándose poco a poco en dirección al mar, deprimiéndose lentamente de derecha a izquierda y determinando la formación de vallecillos y hondonada de feraz aspecto. Los colores bullían como chispas de luz, confundiéndose en tintas intermedias, interrumpiéndose con alegres contrastes.
Empiezan a desfilar los personajes que van a dar sentido a la obra: Galante, personaje infame, que se dedica a amancebarse y a utilizar el derecho de pernada con las campesinas que están bajo su influjo. Aun siendo el amante de la madre de Silvina, se aprovechará de esta para desvirgar y acostarse con la niña siempre que lo desee, buscándole matrimonio, al estilo del Lazarillo de Tormes, para cubrir su afrenta.. Silvina, joven casada por la fuerza de la madre, Leandra,  con Gaspar, viejo canalla. Aun siendo naturalista, en muchos sentidos, mantiene brotes de la novela romántica, y la utilización del lenguaje se distancia, conscientemente en muchas ocasiones, del objetivismo, dando un carácter emocional subjetivo a lo narrado.
...un sentimiento de repulsión, de reprimido rencor, se le revolcaba en el pecho al recordar la dolorosa historia de sus amores contrariados y del camino de sus ideales, bruscamente cortados por la intercepción de aquel hombre odioso, a quien ella, todavía tan joven, debía la imposición de un marido, de aquel Gaspar, cuya presencia le hacía temblar y cuya imagen la amedrentaba.
aEn la novela vamos observando el contraste entre la vida de los campesinos, tratados como niños con un uso restringido de linteligencia, y los hacendados, sobre todo Juan del Salto que mantendrá hacia ellos una postura de paternalismo. Esto podemos verlo en el segundo capítulo, centrado en este personaje, contradictorio, paternalista, atribulado por las reflexiones morales, por las corrientes de pensamiento cientifista y naturalista que vienen de Europa.
El paternalismo,
¿Cuándo acabaréis de comprender que el consentimiento y los exagerados mimos son estímulos que malean los hijos? Si desde muy pichón le hubieras manejado bien, tu hijo no sería hoy un perdido(...)sois indiferentes lo mismo para el bien que para el mal; sois apáticos, sois desver...(...)
Las reflexiones metafísicas que he anunciado, con reflexiones sobre la herencia, la raza o la evolución.
 ...penetraba en honduras metafísicas, en problemas sociales. El pasado, el presente, el porvenir del suelo nativo; las generaciones venideras, engendradas en los remolinos del presente; la lucha de una raza inerme, impotente para levantar la cabeza y respirar ambientes de cultura, teniendo que hundirla en el pantano, bajo la pesadumbre infinita de la ignorancia y de la enfermedad; y sobre la balumba de inmensas desventuras, la ley natural empujando brutalmente el conjunto y amasando con lágrimas, para esa raza, un porvenir enfermizo y una degeneración más honda todavía.(...)

Las veía descender por línea recta de mezclas étnicas cuyo producto nacía contaminado de morbosa debilidad, de una debilidad invencible, de una debilidad que, apoderándose de la especie, le había dejado exangüe las arterias, sin fluido nervioso el cerebro, sin vigor el brazo, arrojándola como masa orgánica imposible para la plasmación de la vida, en el plano inclinado de la miseria, de la desmoralización y de la muerte.
Nuestro personaje tiene conciencia de su papel de padre, del desagradecimiento de sus hijos, de la imposibilidad de cambio, y lo ve todo en una charca pútrida que representa la sociedad puertorriqueña finisecular.


puesto que el sacrificio por lo demás lleva consigo el suplicio propio, el abandono en el dolor, el hambre para los hijos, el olvido del bien realizado y es, a la vez, viento huracanado que desparrama simientes de ingratitud y perfidia; puesto que tan profunda perturbación de la vida íntima viene como corolario del redentorismo... impere norabuena el adusto dios del egoísmo; guárdese silencio y déjese al miasma que trabaje incansable, aumentando con venenosos sedimentos la inmensa charca de la podredumbre social, y véndanse las almas y las conciencias.
Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención del naturalismo es la importancia de la fisonomía, del aspecto, como determinante del carácter. Los autores naturalistas recurren en más de una ocasión al feismo, a la deformidad, a las descripciones de anchos cráneos o espesas cejas para referirnos el carácter desviado de los personajes.
Como cuando Juan interroga al bueno de Marcelo sobre un acontecimiento que le perturba, 
 Soy hombre experto; sé leer en el semblante de los demás.
 La estructura de la novela también es tributaria de la historia literaria que le antecede, así usa del gusto por intercalar historias que desvían la atención del lector y le dan intensidad temática a las tesis que defiende el autor. es un recurso muy cervantino, y la verdad que gracias al artificio podemos acercarnos a los personajes por sus acciones. En este caso la trama narrada por Marcelo, hermano de Ciro, es importante para el desarrollo de la novela porque relata cómo Galante asesina y roba la mujer a Ginés. A través de ella conoceremos quién es este personaje sin la necesidad de la caracterización.
No olvidemos que la obra es fruto de su tiempo. esto es importante porque debemos situarla en el contexto, en la situación en que fue concebida y escrita. Sigue en el capítulo  tercero un cierto adoctrinamiento, la defensa de la tesis sobre el determinismo social derivado del ambiente y el mestizaje, laas reflexiones de Juan, la evolución de las razas, etc. siendo la presencia del autor constante, a pesar del distanciamiento narrativo, con el uso de palabras del marco subjetivo que determinarán una forma de pensamiento.
Dentro del gusto por las historias al margen o de refuerzo, nos encontramos en este capítulo la del mayordomo criollo  Montesa, marinero, y capataz de la finca. Aparece, también, otra figura determinante para el desarrollo de la trama como es Deblás, fugitivo y que sabremos, después, pariente de Andújar.
Dentro de la sucesión de personajes aparece el padre Esteban, amigo de Juan, con el que este tendrá una conversación muy interesante sobre los vicios y supersticiones de los campesinos, con el peso del darwinismo, mestizaje y determinismo.

...aquí las supersticiones dominan tanto como los vicios
Sin embargo el novelista no se resiste a dar la solución, positivista, propia de una física social que nos lleve a un mundo de perfección formal determinada por la inervención
Vendrá la savia de una alimentación positiva que en el equilibrio funcional no produzca déficit; vendrá, por todos los medios, la escuela obligada, la vacuna impuesta, la higiene forzosa, la defensa imperiosa contra los agentes atmosféricos y telúricos; el servicio militar, que convierte al débil recluta en robusto veterano; el fomento de la caza, que hace sacudir la molicie y premia la agilidad; la necesidad de indumentaria que despierta rubor por la desnudez; el fomento de cultivos alternantes que permitan sana variedad alimenticia; el estímulo que inicie una urbanización reglamentada, lógica, sana, barata, y, sobre todo, vendrá la mano piadosa que arrebate a estas gentes el veneno lento, el miserable enemigo de la salud, de su paz, de su redención... ¡el alcohol!
En el capítulo cuatro, encontramos que la acción va desarrollándose y la trama va adquiriendo el sentido esperado. Deblás, Gaspar, Ciro y Marcelo, van tomando su posición en la trama, en el nudo real que estructura el argumento narativo del libro.
Me gusta este fragmento sobre la importancia de la fisonomía en la determinación del carácter, explicando, de algún modo, lo que os he comentado sobre la fisiología como motor de las conductas.

La cabezota innoble de Gaspar destacábase allí en la primera fila, como figura de relieve amasada en el barro. Veíasele de bruces en la embriaguez de la baraja, mostrando su penacho de pelos grises, espesos y enmarañados; sus senos frontales deprimidos; sus pómulos pronunciados; sus órbitas grandes, huesosas, muy separadas entre sí; su nariz ancha, con una ventana más grande que otra; su bigote hirsuto y escaso; sus orejas, con el lóbulo adherido a la piel de la cara; su maxilar inferior, voluminoso, con aspecto de morro, sobresaliente de las facciones. En suma: un gran feo, de facha repugnante.

 El naturalismo también gusta de reflejar, como el realismo, aspectos del habla popular.
pa qué se mete en jarana/-Pol mi palte no farto./-Pancha Melao estuvo en casa antier, y me dijo que la gente está arrebolá; que irá gente hasta de la bajura.
En el capítulo cinco se van asentando los principios de la relación entre Silvina y Ciro. Las descripciones tienen cierto aire costumbrista romántico, pero la vida sigue siendo cruel e inhóspita en la vida de los personajes.
Pensó, en fin, en inmenso abandono, en su desvalida soledad en medio de aquellos seres, resueltos a herirla en el corazón, a retorcerle el alma... Entonces, en la oscuridad, un brazo de hombre la ciñó por la cintura.
En el capítulo seis, sigue con sus descripciones oníricas y subjetivas, pero se adentra en los principios del determinismo que ya he ido señalando en el resto de la novela, así como en cartas sobre diferentes aspectos de la política o el patriotismo entre Juan del Salto y su hijo.


El cielo, antes de una pureza de cristal, estaba lechoso, turbio, lleno de nubes extravagantes, como inmensos bloques grises, como cordilleras negruzcas, como alados monstruos de cabelleras flotantes.
Ellos son Humanidad también; también están sujetos a las leyes generales de la evolución social, a las leyes eternamente progresivas de los organismos y de los pueblos.
...oigo con verdadera devoción lo que me dices del patriotismo: el bien que debe hacerse al propio país no ha de fundarse ni en la mentira, ni en el engaño, ni en la adulación a las muchedumbres



En el capítulo siete se narra el robo a la tienda de Andújar, juega con los equívocos, con los pecados, con la avaricia y el egoísmo como losas en el comportamiento del hombre. La muerte de Deblás, el encuentro entre Ciro y Silvina, todo circundado por los pecados que os he contado, por la codicia, por la corrupción, con un lenguaje florido, intenso, telenovelesco, apasionado.
El capítulo ocho se adentra en el mundo de la justicia, en los nuevos métodos científicos, en la indagación del juez, y vemos, incluso, fragmentos que adelantan la posterior novela policíaca, con su gusto por los hechos, los detalles y el establecimiento de causas.
 un cortafríos debajo del catre, manchado de sangre por encima y dejando en el gran reguero un trozo de pavimento limpio que correspondía perfectamente a las dimensiones del cortafríos, lo que probaba que éste cayó antes en el suelo que la sangre de la víctima; un sombrero de paja sin horma ni forro, sucio, con el vértice de la copa deshilachado y roto, habiendo servido, al parecer, para cubrir una cabeza muy grande
 El capítulo nueve sitúa la acción un año después del asalto a la tienda de Andújar, la muerte de Deblás y la huida de Gaspar que libera a Silvina y la dejará en manos de su verdadero amor, Ciro. Aquí también he observado momentos costumbristas que describen con detalle la vida de los cafetales. 

Colgábanse los obreros al cuello con hojas secas de banano cestos de variadas formas, en donde iban depositando los granos. Ceñíanse a veces la cintura con cordeles o con lianas, o con fibras textiles de la emajagua del trópico. Iban descalzos; los más cultos, con zapatos de suela ferrada; las mujeres, con la falda recogida hasta cerca de las rodillas; los hombres, o con camisetas, que el sudor ennegrecía, o con el busto desnudo. Envolvíanse algunos la cabeza con pañuelos de colores vivos, otros la cubrían con sombreros de paja de grosero tejido, y así, en viviente vaivén, poblaban las vertientes, entregándose a la vendimia
Aparece en escena el médico, Pintado,porque el nieto de la avara Marta muere de hambre. Es una escena dantesca: indiferencia, apatía, insolidaridad, distanciamiento, en una palabra, miseria humana.

Disertó Pintado sobre el estado de aquel organismo, fijándose sobre todo en las funciones cerebrales. Dijo que en aquella cabeza había una extraordinaria miseria de sangre; que cualquier día podría caer en el estupor de mortal desmayo, o tal vez en la exageración de un delirio insensato. Todo dependería del estímulo que sobre el enfermo actuara.
Uno de los momentos más interesantes es la discusión sobre los problemas sociales y la dialéctica que se establece entre religión, medicina y progreso o salud e ingeniería social, entre el médico, Pintado, el médico y Juan.
Pintado, nada menos que con un convencido positivista que en asuntos referentes a la colonia era pesimista, con un pesimismo reacio a toda transigencia, no aceptando en sus juicios y opiniones más procedimientos que la disección, ni más dios que Claudio Bernard.

Convenido. Mas entiéndase que la religión-ciencia es eminentemente práctica. Véanse los Mandamientos de la ley de Dios, por ejemplo...; pues su infracción acarrea trastornos físicos, intelectuales, morales y, por ende, sociales. La religión es al progreso lo que el principio vital a los organismos.


En el capítulo diez y once, el autor castiga a Marta, pero deja que Galante o Andújar triunfen, porque los pícaros siempre triunfan.
 De la vida y muerte de la avara hiciéronse cuentos, acabando por tenerla en predicamento de bruja.

Los buenos también pagan, Marcelo convertido en asesino por culpa del alcohol, Ciro muerto por imprudente, Silvina despeñada, porque la vida es una tragedia, y toda tragedia necesita muertos, necesita una catarsis. El destino de la miseria es miseria, y la muerte liberará al hombre de sus atadaduras. Juan del Salto, por ejemplo, se irá a Europa a ver a su hijo, él está fuera de las fuerzas oscuras que hunden al ser humano en los bajos institnos, o en la apatía existencial.
 Marcelo saltó del mulo, y antes que nadie se apercibiese de sus actos bebió con aire risueño una buena dosis de aguardiente puro. Al tratarse de pagar escurrió el bulto, y lanzando groseras risotadas hizo que otro de los viajeros pagara el gasto... Desde aquel momento, el joven se lanzó desatinado a las mayores extravagancias. El veneno alcohólico, obrando en él lentamente, produjo con disimulo el desastre: fuese elaborando poco a poco la perturbación hasta dispararle con fiereza en el ímpetu. Ciro, triunfante, consiguió arrebatar el látigo a su hermano, y logrando su deseo, considerándole desarmado, mientras él rugía en el suelo trató de levantarse. Entonces Marcelo, iracundo, lanzó un grito de rabia, alargó el brazo, asió el cuchillo que Ciro llevaba al cinto, lo esgrimió en movimiento rápido y, en el momento en que aquél lograba levantarse, le clavó el cuchillo en el corazón.


Me ha gustado este fragmento tan propio del naturalismo en que se recrea en una autopsia:


Tenía el cadáver henchida la cabeza; la bóveda del cráneo había sido separada, y al aplicar después en su sitio el segmento levantado, veíase por la ranura la masa cerebral. El tórax también había sido abierto, y como la inspección pericial anduvo por los rincones de los órganos, al dejar las cosas dispuestas para el enterramiento, la pared del pecho no cubría bien el removido hueco, y podíanse descubrir pedazos de pulmón seccionados en varias direcciones, costillas divididas por la tijera disectora, y el corazón abierto en dos pedazos y atravesado por el puñal de Marcelo. Luego el vientre, que, aumentando el destrozo, había sido asimismo abierto, mostraba el laberinto de entrañas desplazadas y heridas en distintas direcciones por el bisturí del análisis. Todo revuelto, desconsiderado todo, por la impiedad de la autopsia.

Es un libro magnífico, en algunos momentos, inocente, pero lleno de la fuerza y ternura de los clásicos, de esos libros que nadie lee si no le obligan en la escuela. Os animo a que, poco a poco, os adentréis en otras épocas, en otros estilos, en otras literaturas que os llevarán a momentos de un placer diferido hermoso e indelible.
El libro lo podéis encontrar directamente en internet, o en ediciones digitales.






 



1 comentario:

  1. Alguien a leido El negocio de Manuel Zeno Gandia. Necesito los problemas economicos, sociales y politicos de esta Obra.

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