martes, 19 de abril de 2016

El hombre del toque mágico, The man with the magic touch Stephen Vizinczey

Los libros desaparecen a una velocidad supersónica de los catálogos, no os podéis imaginar lo que me cuesta, después de leerlos, encontrar algunas referencias para poder presentaros su ficha técnica, dónde comprarlos o leerlos. Siempre nos quedan las bibliotecas, es verdad, pero en esta pereza contemporánea que no nos permite movernos de casa, que nos pide, a gritos, que todo nos llegue vía express a nuestro domicilio, ir a una biblioteca se ha convertido en un acto revolucionario, en una acción claramente contra-sistema. Leer ya lo era, lo fue casi siempre, menos cuando se convirtió en mero placer estético que solucionaba ciertas poluciones nocturnas de burguesitos/as aburridos, sin embargo el poder salvaje de lo dicho, ja, eso son palabras mayores.

En fin, consigo el libro, me apetecía leer algo más del autor húngaro que escribía en un impoluto inglés. Recuerdo con cariño en Brazos de la mujer madura, como recuerdo muchos otros libros de la Sonrisa Vertical, ¿qué tiempos tan felices! Recuerdo a mi amigo Rafa, a José o a Juanjo, qué tío, era un encanto, traficando con la última obra que habían adquirido. Esa perversión post adolescente llevó a algunos, a mí menos, a un gusto por la pornografía casi académico, no al porno, era demasiado obvio, pero sí al artículo del Penhouse, al Lib o a otros placeres imaginativos. Obviamente ninguno llegó a la categoría del libro, del papel. Devorábamos esa literatura y nos creíamos las aventuras sexuales de sus protagonistas, nos gustaba el lado oscuro, porque nos gustaba navegar por el sexo, cosas que tenemos los letraheridos, (me gusta mucho más el término original de lletrferits)
En eso vuelvo a encontrarme con Stephen, como si fuéramos amigos íntimos, y leo su obra. Joder, digo, otra vez estamos con Gurb, o con un ángel caído, da igual, es una fantasía, el extraterrestre, en alguna de sus formas, que aparece like a ET y hace algo para cambiar el mundo, para reformularlo. El autor utiliza a Neb para cambiar al personaje, al héroe, al antihéroe que sufre en carne propia el terror de la sociedad moderna, su egoísmo, su falta de personalidad. 
Es un libro escrito en la mejor tradición inglesa, con ese sentido del humor ácido, con ese sarcasmo que rezuma mala hostia, ¡me encanta! Y lo hace para reflexionar sobre diferentes aspectos de la sociedad de la soledad: la belleza como valor en sí mismo unido íntimamente a la juventud como valor absoluto; el dinero como principio rector de las relaciones humanas; el despotismo egoísta; los vicios y la ausencia de virtú. Es un libro moralista, me ha parecido, una novela didáctica que utiliza el género, no sé al estilo Wilt, para reflexionar sobre todo esto que os he contado.

Jim no se volvía porque temía que, si la miraba, se ablandaría y quedaría atrapado. Lesley era bonita, con ella el sexo era fabuloso. Era una chica inteligente, divertida, leal, congeniaban los dos, podían hablar. Era perfecta. Pero, antes o después, él se cansaba de las chicas con las que salía. Además, el mundo estaba lleno de chicas perfectas. Precisamente, había quedado con una para el otoño...

¡CUIDADO CON EL HOMBRE adulto que hace declaración de principios con el peinado! Terry Ross, con más de treinta años y cobrando aún sólo el doble de la media nacional (una de las causas de su resentimiento permanente), llevaba coleta y barba de ocho días para manifestar su solidaridad con las clases menos favorecidas de la sociedad. Él estaba convencido (porque nada sabía de sí mismo) de que dedicaba su vida a ayudarles. Si se cruzaba con jóvenes artistas callejeros en el Metro, se sentía íntimamente solidario. No obstante, por una razón u otra, los menos favorecidos que tenían la desgracia de conocerlo en misión oficial no lo pasaban mejor que los más favorecidos...

—Excusen su lenguaje —terció su marido—. Cursó ciencias políticas en Oxford...

"He desperdiciado la mayor parte de mi vida en ganarme la vida"
 
El libro es un cuento al estilo Aladín y la lámpara maravillosa: genio que sale de la lámpara, en este caso el marciano del Centro del Universo que sale de un platillo volante; la posibilidad de pedir tres deseos; y la inseguridad al pedirlos. Se reescribe, el cuento, como los escenarios en que opera, por ejemplo, cuando se representa Parsifal en un escenario que emula un autobús escolar, pero sigue siendo Parsifal, ya que los deseos y la realidad se recrean en nuestra imaginación.
Pero no es solo un libro de humor, es una reflexión sobre la política, sobre los hombres, sobre el tremendo egoísmo con que se gobiernan, sobre la corrupción y la falta de iniciativa, sobre el destino.

—Lo cierto es que hay muy pocas personas a las que se pueda otorgar sin peligro poder sobre sus conciudadanos —prosiguió Kate—. No obstante, los funcionarios siguen multiplicándose y quitándonos más y más y más dinero y más y más libertades. Se reúnen, redactan informes, valoran, aconsejan, asesoran... Dictan normas. Es asombroso comprobar la cantidad de gente perezosa que está ansiosa por sentarse detrás de una mesa y decir a los demás lo que tienen que hacer: es el motor de la historia contemporánea...

aconsejarse con expertos cuyo cargo depende de la persona a la que han de asesorar, es tirar el dinero...

en el Centro del Universo existía la pena de muerte, aunque para un solo crimen: el abuso de un cargo público. Mientras que en la Tierra la lista de los criminales ejecutados está compuesta principalmente de pobres e ignorantes, en el Centro del Universo, la mayoría de los infortunados reos de muerte eran miembros del Gobierno. La crueldad del sistema judicial iba más lejos: los políticos que no cumplían sus promesas electorales eran torturados. Y no existía auténtica democracia. El derecho al voto estaba limitado a los ciudadanos que eran capaces de reírse de sí mismos, ya que se consideraba que sólo ellos eran poseedores de sano juicio...


Un libro divertido, vitalista e ideal para pasar un buen rato. Lo tenemos en Tusquets o en Seix Barral, ya os digo que cuesta un poco. Aquí os dejo cosas que os interesan.


Nº de páginas: 280 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: SEIX BARRAL
ISBN: 9788432247224

El hombre del toque mágico, la nueva novela de Stephen Vizinczey, es un apólogo moral en la mejor tradición del género desde Swift: la historia de un ejecutivo, despedido tras despedir a muchos otros ejecutivos y empleados, que, mediante la súbita irrupción de un extraterrestre, adquiere el poder de rejuvenecer a las personas simplemente por el tacto, por el «toque mágico» de la imposición de manos. Existe, por un lado, en esta obra una sátira lúcida y descarnada de la crueldad del capitalismo competitivo en los altos cargos empresariales, y una visión desencantada y agridulce, pese a su ironía, del problema psicológico del envejecimiento; pero el alcance del libro es mucho más amplio, y, en un estilo de nítida belleza nacida de la exactitud, encierra una sátira de toda nuestra sociedad en la medida en que el toque mágico convierte a su poseedor en un fenómeno publicitario y le acarrea, con el poder y la notoriedad, el último y más grave desencanto respecto al planeta en que vivimos.


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