sábado, 29 de octubre de 2016

La víspera de casi todo, Víctor del árbol

Resultado de imagen de la vispera de casi todoHace tiempo que leí el libro, no sé, tal vez un par de meses, y como estoy tan liado intento dejar constancia de unos cuatro al mes, así que hay meses en que leo unos diez, pero no puedo dejar todos los comentarios; sin embargo en otras no leo más de cuatro o cinco, así que compenso: técnica bloguera. Esto me da una perspectiva alucinante sobre lo que leo, porque el tiempo ayuda a situar su carga en mi cerebro, me ayuda a procesarlo, a asimilarlo o a olvidarlo, sí, a olvidarlo, y eso me ha pasado con este libro.

En realidad no es que sean insustanciales, para nada, pero su contenido es prescindible, es mero entretenimiento. ¿Os acordáis cuando hablo de los Best seller? Pues esto es lo que lo explica perfectamente: tienen su mérito, pero su carga de contenido es muy baja, su peso en el canon trivial, y en la historia de la literatura prescindible. Eso no significa que no tengan un valor en sí mismos, que lo tienen, ya que el esfuerzo de composición, el entramado, la caracterización de los personajes etc., es muy compleja y requiere, o bien oficio, o bien tesón, y ambos los aprecio.
Podemos encontrar un poco de todo, recuerdo mientras os escribo esto: amor, mucho dolor, dictadura argentina, venganza, psicopatías, y eso está bien, te entretiene.  Germinal es un policía ejemplar salpicado por un acto de venganza, de justicia en un sentido ético, por lo tanto personal, que debe aceptar su vida, la de su hijo y la de ese pasado que aparece gracias a una carambola del destino (siempre digo que las carambolas del destino son las que nos permiten crear situaciones novelescas). Aun así, su sentido de la justicia, su actitud, por decirlo de alguna forma, no deja de ser íntegra.

«Locos», pensó Germinal; el mundo está lleno de degenerados para quienes los demás son solo parte del paisaje en el que discurre su vida. No los ven, no son conscientes de que existen, solo pasan por encima de ellos o los atraviesan, los utilizan, los aplastan y luego los arrojan como despojos. [...]
No le interesaba lo que había después de la muerte. Vivía para no morir; no porque amase la vida, sino porque la muerte lo aterraba.

Observamos, también, elementos de la novela negra, ciertos guiños a los clásicos con descripciones muy americanas: sobrias, impactantes y que permiten encontrarnos con un ritmo adecuado.

Los faros del descapotable iluminaban un cartel oxidado a pie de carretera y el intermitente parpadeaba sobre las letras desdibujadas. La carretera terminaba unos metros más adelante. Después solo quedaba el horizonte líquido, el fin del mundo.

Como comentaba, ese esquematismo tópico de la acción también lo encontramos en el diálogo, ese diálogo prescindible que pretende aportarnos una perspectiva psicológica para configurar al personaje, pero que en realidad contribuye a la esencia del best seller dotándolo de ingenuidad narrativa.

—¿No cree que la gente tiene derecho a una segunda oportunidad?
—Pregúntele a Amanda Malher o a su madre lo que piensan de las segundas oportunidades.
—¿Eso es lo que le hizo tomarse la justicia por su mano?
—Trató de escapar. Se tiró del coche en marcha y se partió el cuello.
—Esa es la versión oficial, pero ¿cuál es la suya?
Yo no tengo ninguna versión, doctora. Solo sé que los huesos de una niña descansan en el cementerio. Y que, no muy lejos, están los del hombre que la violó y la mató.
La doctora se aparta con un gesto de conmiseración.
¿No le asusta su cinismo, inspector?
Ibarra niega lentamente.
Y a usted, doctora, ¿no le asusta su bondad?
La doctora permanece callada. Inspira con fuerza y se aleja.
Ibarra mira al cielo. La doctora tiene razón: no se ve ni una estrella.

En fin, leer este tipo de obras tiene su aquel, me encanta esta expresión, te debates entre esto no y vaya, parece buena, pero como que no, es que trabaja con el tiempo y enlaza las historias de Argentina y sus desaparecidos con lo policial y el thriller psicológico, o con un guion de cine, parece de nuevo que te gusta, pero te parece obvia a un tiempo, pura contradicción, ¿será este el nuevo camino de lo que va a ser la literatura?

Y después, cuando sus ojos se secan, solo queda mirar de nuevo y lanzar aquellas palabras al mar. Arrancar una hoja...
Lo podemos encontrar en editorial Destino, y aquí os dejo datos de interés.


Nº de páginas: 416 págs.
Encuadernación: Tapa dura
Editorial: DESTINO
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788423350650

Germinal Ibarra es un policía desencantado al que persiguen los rumores y su propia conciencia. Hace tres años que decidió arrastrar su melancolía hasta una comisaría de La Coruña, donde pidió el traslado después de que la resolución del sonado caso del asesinato de la pequeña Amanda lo convirtiera en el héroe que él nunca quiso ni sintió ser. Pero el refugio y anonimato que Germinal creía haber conseguido queda truncado cuando una noche lo reclama una mujer ingresada en el hospital con contusiones que muestran una gran violencia.
Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad.
El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.

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